Debo aprovechar este minuto de ira y arrojar un par de garabatos al acto que presencié ayer. Como se anunciaba en el afiche, el viernes sería una noche tributo a The Smiths y Morrissey, lo que nos hacía suponer que la Blondie se transformaría en una especie de templo donde al único que debíamos rendir culto era a un sujeto nacido el 22 de Mayo de 1959 bautizado bajo el nombre de Steven Patrick Morrissey.
Estuve al menos un par de semanas esperando que ese día llegara, que la música del nombrado señor llenara todos los espacios, verlo en pantalla gigante, cerrar los ojos y bailar con él. Esta fiesta calmaría en algún grado mi necesidad de verlo en vivo.
Creo que por primera vez llegaba tan temprano a alguna fiesta y cuando recién eran las 12.00, mi novio y yo estábamos en la pista empezando a precalentar el cuerpo con algunas canciones de Pulp, Suede, Blur, Depeche Mode y Joy Division. Hasta el momento la noche había empezado bien. Un agradable encuentro con Manu y buenas canciones previas al “especial” y aunque la programación ya llevaba un par de horas de retraso todos los que estabamos ahí, -gente del foro de Morrissey en español principalmente– esperaríamos cualquier cosa por bailar todos bajo un mismo techo las canciones de quien nos había unido secretamente esa noche.
Lo que hasta ese momento marchaba bien fue abruptamente interrumpido por una banda llamada PAPI. Personalmente me agrada una banda en vivo, sobre todo cuando la banda suena bien y te sorprende. Siempre es bueno escuchar bandas en vivo cuando eres una especie de melómano, pero ayer ni el lugar ni la música eran los apropiados para una fiesta en la que todos pensábamos, hablábamos y soñábamos Morrissey. PAPI es una banda de Peñaflor que había escuchado a través de internet hace algunos meses atrás. Recuerdo que cuando los escuché por primera vez un par de canciones me hicieron mover mis pies, el mismo par de canciones con olor a sencillo que esa noche lograron contagiar al público. El resto fue sólo el comienzo de una tortura.
PAPI se presentó con un setlist de aproximadamente ocho canciones dentro de las cuales, inteligentemente, agregaron un cover de Morrissey de la canción “I Have Forgiven Jesus”, tema que sonó medianamente decente y que logró conquistar a un público hambriento de Morrissey. Debo reconocer que esa canción me sedujo, principalmente por lo que significa para mi su letra y porque recordaba paso a paso el video en el que Morrissey recorre las calles de Manchester vestido en traje de sacerdote perdonando a Jesús por haberlo dejado caer en tentación. Una canción que para mí desborda lujuria y la culpa por sentirla, una canción con la que es imposible dejar de arrancarte la piel para borrar cada huella de placer en tu cuerpo. Luego de alzar mis manos e increpar a Jesús por provocar tal sentimiento en él, todo para mi volvió a ser ruido. La tormenta de "Life is a Pigsty" se dejó caer junto a un diaporama de fotos, lo que nos hacía creer que el momento de verlo había llegado, sin embargo todo volvería a enfriarse cuando una banda llamada AFFAIRE, formada por nuevos músicos pero la misma voz rasposa y ruidosa de PAPI, se tomaría el escenario para rendir un tributo a The Smiths.
En ese momento recordé haber leído en alguna reseña que la banda PAPI había tenido como origen ser un grupo de amigos que se juntaban a tocar a los Smiths. Pero desde el momento en que sus guitarras sonaban como tarros huecos a destiempo recordé que lo que Moz justamente nos había cantado unos minutos antes era que la vida era una mierda, y que esa banda estaba ahí sólo para recordarnos eso. Lo que partió como un tributo a Morrissey termino siendo un verdadero insulto, con una banda que tocaba las notas como si hubiesen bajado la tablatura de internet, olvidando la complejidad de las melodías compuestas por Alain Whyte o Jesse Tobias, omitiendo todos los solos y arreglos exquisitos que sólo Morrissey y su banda nos pueden ofrecer. Es que podemos entender que bandas como los Deftones hagan covers de su música, pero es muy distinto cuando una banda usa el nombre de Morrissey y The Smiths sin vergüenza para hablar de una banda tributo.
En ese mismo momento y con el fin de obtener algún grado de objetividad recordé otra banda tributo que presencié en el mismo local nocturno, una banda llamada MODO que sin pretensiones y tal como su nombre lo indicaba tocaban temas de Depeche Mode. MODO nunca nos engañó ni prometió ser algo más que una cuidada banda tributo, preocupada de cada detalle de las melodías de quienes decían admirar. En ese momento en que se lanzaba en Chile el disco “Playing The Angel”, MODO actuó como un verdadero calmante, tal vez lo que en economía se llama un producto sustituto, pero que en ese momento reconocía su origen y la agudez del público para entregarle melodías que hablaban de un verdadero respeto a Depeche Mode. Esa noche el tributo de MODO fue tal y el público lo sintió así.
AFFAIRE para mi fue una verdadera cachetada, nada contra la organización de This Is Morrissey Chile, si no que más bien con el desatino de una banda de hacerse llamar banda tributo cuando esa noche lo único que recibíamos los amigos de Morrissey era un verdadero insulto. Debo decir que lo más triste de la noche fue ver como un grupo de personas olvidaron 20 años de historia en sólo un par de minutos ignorando todo el trabajo musical que hay detrás de una de las bandas que marcó la historia de la música, bailando y celebrando como si escuchar a AFFAIRE fuera lo mismo que escuchar la banda de Morrissey.
El momento más memorable de la noche fue finalmente ver a Morrissey en las pantallas de la Blondie con algunos videos, nada nuevo y ninguno de los prometidos o anunciados en el afiche, y poder bailar a pesar del cansancio que había acumulado durante todas las horas de retraso. Aún así la fiesta no fue lo que se prometió y a pesar de bailar durante casi una hora me retiré del lugar con un leve sabor a engaño.
Fotografía: Carolina Baltra